*En dos majestuosos segmentos, aparece “La vida eterna”, una sección que cuenta con 11 cuadros bíblicos; y 12 obras más que plasman la historia del Pueblo Mágico y sus riquezas
Guadalupe Bravo
Zacatlán, Pue.- La vida y la muerte divididas por una pared de ladrillos, vidrio y talavera. El panteón de Zacatlán preserva esta dicotomía a través de vitromurales, los cuales plasman la historia del Pueblo Mágico.
Una mujer fue la artífice de conmemorar 300 años de historia a través del arte. En 2014, la entonces regidora de Turismo y Desarrollo Económico de Zacatlán, Mary Carmen Olvera Trejo, reunió a varios artistas y se sembró la idea de realizar vitromurales que le mostrarán a los pobladores y turistas la cultura del municipio productor de manzanas.
El proceso fue extenuante y apasionante. Con vidrio, dedicación y talento, artistas crearon paisajes que van desde el origen del universo, el pasaje bíblico de Adán y Eva, el México prehispánico hasta la vida cotidiana del Pueblo Mágico.
El gran pliego de vitromurales está dividido en dos, en la entrada del mausoleo se encuentra “La vida eterna”, una sección que cuenta con 11 cuadros bíblicos.
“Dios dijo después: haya cuerpos luminosos en el firmamento del cielo que distingan el día de la noche, y señalen los tiempos o las estaciones, los días y los años. (Génesis 1:14)”, refiere la placa del retablo “La Creación”, elaborado por Erika Berra Simoni y Oswaldo Olvera Trejo.
“La Creación” es una de las obras que se encuentran cristalizadas a lo largo de dos mil metros cuadrados de arte y color. La descripción del vitromural no podía ser más acertada, pues cuando el sol toca el vidrio, refracta la luz y provoca los colores más brillantes y esplendorosos que haya visto la pupila.
Mientras que el segundo segmento de esta serie está ubicado sobre el paseo de la Barranca de los Jilgueros. Cuenta con 12 obras que plasman la historia del Pueblo Mágico y sus riquezas, tales como la cosecha de manzanas, la relojería, la elaboración de productos de lana y la calidez de su gente.
Son el recorrido de nuestra historia modelada a través de la técnica del vitromosaico y mural en mosaico. Este tesoro esmeralda se encuentra enclavado en la Sierra Norte de Puebla y a pesar de ello, decenas de poblanos y turistas lo visitan en cada oportunidad para deleitarse con el ramillete de colores y sensaciones que provocan los paisajes, pues además el vertiginoso Mirador de Cristal se encuentra cruzando la avenida.
Como un manto, los rayos del sol cubren los vitromurales y regalan al espectador un baile de luz y color imposible de observar en pinturas convencionales, pues gracias al vidrio, los azulejos y la talavera que componen las obras, los destellos que emiten crean una especie de brisa sobre los cuerpos, las manos, los árboles, las manzanas y los animales que habitan en cada una de las piezas.
Es imposible resistirse al vaivén de luces que provoca la combinación de los pequeños fragmentos de vidrio, los cuales conforman un paisaje que solo se puede admirar con detenimiento.
Gracias a ello, las fotografías de quienes los visitan no pueden faltar. Por turnos, parejas, familias o en solitario, capturan el momento, la historia y el esfuerzo de artistas y voluntarios que transportaron la cotidianeidad y belleza de Zacatlán a murales de cristal.